PINAR
DEL RÍO. Las autoridades carcelarias del campamento de Trabajo Forzado
Setén 25, situado en el poblado Sandino de la provincia Pinar del Río,
le suspendieron el estímulo familiar a más de 160 prisioneros por no
cumplir la norma mensual de producción de carbón vegetal.
El
mayor Euclides, jefe del campamento productor de carbón, no dio la
autorización del estímulo familiar a los penados por no concluir en 25
días los 1000 kilogramos de carbón por cada reo, informaron varios de
los afectados.
El prisionero político David Piloto Barceló, informó a Hablemos Press
-vía telefónica- que en esta prisión, a donde fue recientemente
transferido, ocurren una serie de violaciones de los derechos del reo.
“Las autoridades rara vez dan implementos de trabajo, y cuando les
parece les interrumpen la labor a los reos por cualquier tema político,
luego los amenazan que de no cosechar los 1000 kilos de carbón en tiempo
y forma se les suspende el pase”, aseguró Barceló.
A principios de Enero una delegación militar de Cárceles y Prisiones,
encabezada por el general Marcos, jefe a nivel nacional de este
organismo, visitaron el Setén 25; informaron a los prisioneros “que
debían cumplir la norma establecida de lo contrario no recibirían los
beneficios”, dijo uno de los penados.
El estímulo familiar es una facultad que las autoridades
penitenciarias permiten darle al reo para que este visite a su familia
en el hogar por tres días luego de haber trabajado 25.
El campamento de Trabajo Forzado Setén 25 tiene una capacidad de 411
reos; de ellos, 162 no tiene implementos de trabajo. Este centro
penitenciario tampoco cuenta con las condiciones mínimas para la
reclusión de los penados, aseguran internos.
Según Rolando Jiménez, otro de los reclusos, “once de estos presos se
encuentran en las celdas de castigo por no haber cumplido con el plan
acordado por los oficiales”.
“Han producido 998 kilos del producto y por esto son castigados retirándoles los beneficios”, aseguró Jiménez.
Afirmó que “cada saco pesa unas 35,5 libras y cada recluso tiene que
producir 28 sacos de carbón en 25 días para poderse ganar el
estímulo”.
En otra parte de su testimonio, Barceló explicó que “el Mayor
Euclides, le exige a los presos que utilicen su dinero o el de su
familia para comprarse utensilios de trabajo como hachas y machetes para
que desarrollen bien su jornada laboral”.
Las autoridades carcelarias pagan a los reos 9 pesos moneda nacional
por un saco de carbón vegetal. Indemnizándoles 252 pesos mensuales, unos
11 dólares. Mientras que el régimen exporta el carbón, mayormente
elaborado de la planta del marabú, y lo vende a 400 dólares la tonelada.
El abogado René López Benítez, del Centro de Referencia Jurídica,
declaró al ser consultado que “los métodos de trabajo en la
penitenciaría deberán semejarse lo más posible a los que se aplican a un
trabajo similar fuera del establecimiento, a fin de preparar a los
reclusos para las condiciones normales del trabajo libre”.
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