POR  OSCAR SÁNCHEZ MADAN 
Cuba es uno 
de los pocos países del mundo carente de sitios en la prensa donde se 
puedan denunciar los atropellos de que son víctimas las ciudadanas y los
 ciudadanos por parte de no pocos corrompidos funcionarios de los 
sistemas, judicial y carcelario. 
 En este sentido el artículo 19 de la Declaración Universal de los 
Derechos Humanos de las Naciones Unidas es letra muerta. Este expresa 
que todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de 
expresión... Dicho instrumento jurídico, aprobado el diez de diciembre 
de 1948, por la Asamblea General del mencionado organismo internacional,
 se viola desvergonzadamente en la isla. 
 Esa, entre muchas otras, fue la causa por la que los demócratas del 
planeta se escandalizaron, en fecha reciente, cuando el país caribeño 
fue elegido para integrar el Consejo de Derechos Humanos.
 Este órgano se
 encarga de monitorear las violaciones que en esta materia se cometen en
 diversos países.
Durante más de cinco décadas los medios oficiales, -únicos legales en el
 territorio nacional- han guardado un silencio sepulcral en relación con
 las arbitrariedades de que es víctima la ciudadanía durante los 
espurios procesos judiciales. 
Estos callan los maltratos físicos y 
mentales que han sufrido decenas de miles de reclusos en las tenebrosas 
ergástulas castristas. Cientos de ellos han perdido la vida. 
 El gobierno expresa que existen en el país oficinas estatales donde las 
personas pueden quejarse de las violaciones de sus derechos, pero estas 
están plagadas de funcionarios comprables que responden por entero al 
oficialismo y muchas veces encubren los actos arbitrarios. Los mismos se
 parcializan cuando entre los violadores se cuentan poderosos 
empresarios gubernamentales, altos dirigentes del estado y militares. 
 No son permitidas en la isla organizaciones no gubernamentales que 
monitoreen el ejercicio de las libertades ciudadanas, conforme a lo que 
establece la Carta Universal de Derechos Humanos. Las que existen 
trabajan en la ilegalidad y sus activistas son perseguidos por las 
autoridades, difamados, golpeados y muchas veces encarcelados. 
 Es en tales condiciones que la población precisa de espacios en la 
prensa para opinar acerca de sobre los procesos penales, laborales, 
civiles y administrativos que tienen lugar en el país. Estos transcurren
 en medio de una semioscuridad. La población y la Comunidad 
Internacional no son informadas de lo que ocurre en los centros de 
investigación, tribunales y cárceles del país, por lo que prolifera la 
impunidad.
Ya es hora de acabar con el secretismo oficial. 
Las víctimas del 
aborrecible "ordenamiento" jurídico castrista tienen derecho a hablar, 
informar y opinar sobre los arbitrarios procedimientos y actos 
incivilizados de quienes están obligados a hacer respetar los derechos 
de todos.
 Tiene el pueblo cubano derecho a utilizar espacios en la prensa para 
manifestar sus inquietudes en relación con los sistemas judicial y 
carcelario del país. La ciudadanía no puede continuar con una mordaza 
que le mantiene los labios congelados.
Impedir que las personas se expresen es una afrenta a la nación, a la 
independencia y a la soberanía popular.
 Dicha situación el gobierno está
 obligado a cambiarla. No más demora.
Para Cuba actualidad: sanchesmadan61@yahoo.com
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