Cuba actualidad, Guanajay, Artemisa, (PD) En Cuba es difícil saber el verdadero por ciento de la población penal por el cerrado silencio que guarda el régimen al respecto, pero una mirada a vuelo de pájaro arrojaría que el mayor número de encarcelados son negros y mulatos.
Este fenómeno de la mayoría afro-descendiente en las prisiones cubanas se debe a diversas causas. La mayoría de ellos están presos por hurto.
En el marco de los delitos cometidos por ciudadanos normales no se incluyen a los militares de cualquier rango, que también ocupan un notable y acelerado por ciento en prisiones especiales para esta casta. Dada la imposibilidad de verificar con datos creíbles su por ciento, color de piel y delitos cometidos, no se incluyen en este análisis.
Respecto al color de la piel, hubo un momento en que negros y mulatos fueron minoría, pero a partir del llamado Periodo Especial, debido a las trabas que han impedido el ascenso de este grupo étnico a niveles de vida decorosos, el mapa de los encarcelados, en condiciones muchas veces inhumanas, lo conforman mayoritariamente, personas de piel oscura.
La mayor parte de los negros y mulatos en prisión proceden de las provincias orientales, principalmente de Guantánamo y Santiago de Cuba, cuya población es mayoritariamente negra y mestiza. No ocurre lo mismo en Holguín, provincia de población mayoritariamente mestiza pero que pasa como blanca y que ha sido blanqueada en los censos.
La mayoría de las negras y mulatas presas son de Camagüey y La Habana.
Pinar del Río, con una notable población negra, tiene bolsones de alta visibilidad de ciudadanos blancos, dado que es una de las provincias que más se ha resistido al mestizaje debido al alto nivel de racismo y rechazo al negro. Pero en la prisión Cinco y Medio los negros son mayoría.
Este fenómeno de la mayoría negra en las prisiones se debe a la falta de oportunidades reales y concretas para su avance y estabilidad.
Donde único tienen oportunidades algunos negros y mulatos es en la música y el deporte, donde se ha generado una mulatocracia que puja por parecerse menos a su origen étnico. Algunos negros que no quieren serlo, imitan los modos y costumbres de los colonialistas y sus descendientes.
El racismo que sobrevive, que jejos de disminuir se multiplica, desmiente el alegato de Fidel Castro en el juicio por el asalto al Moncada.
En Cuba se ha profundizado el egoísmo político y el desinterés por las clases históricamente marginadas. Pero a nada de esto se hace referencia en los debates sobre derechos humanos y soberanía ciudadana, que es en resumen lo que nivela a una sociedad, que se precie de democrática y socialmente incluyente.
Algo, de cierta manera, se ha logrado en Cuba, pero no para negros y mulatos, que siguen en baja en las políticas de inclusión social.
En la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación, se estipula que constituye un delito y abierta violación a los derechos del ser humano “toda distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza, color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida pública.”
Pero el régimen cubano da la espalda a todo eso y sigue de largo, como Pedro por su casa.
FUENTE PRIMAVERA DIGITAL.
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