La dictadura está apurada desde varios puntos de vista, no solo en el financiero; pero también en el social y en el político, sectores en los que en los últimos tiempos no ha tenido mucha suerte.
LA HABANA, Cuba. ─ El pasado día 9 de junio el programa televisivo “La Mesa Redonda” dio a conocer la Resolución 176/21 del Banco Central de Cuba que prohíbe, a los cubanos residentes en el país, el depósito de dólares estadounidenses en las agencias bancarias.
En su primer “Por Cuanto”, este documento legal, explica que el Gobierno de Estados Unidos de América ha recrudecido su guerra económicas contra el pueblo de Cuba, dictando medidas para entorpecer los flujos financieros. Sin embargo, en los últimos 6 meses, en los que la presidencia de este país la ocupa Joe Biden, no se ha visto movimiento alguno ni a favor, ni en contra de lo que dejó hecho el expresidente Trump.
De lo cual se desprende que la exigencia de adoptar la medida de no aceptar “temporalmente” dólares estadounidenses en efectivo de personas naturales y jurídicas en las instituciones bancarias y financieras, en interés de proteger el país de los graves daños que causa el bloqueo, no tiene una explicación en este momento, diferente a lo que ha estado pasando hace ya algunos años. Habría que preguntarse: ¿por qué ahora?
Cuando fue a comenzar la “Tarea Ordenamiento”, el difunto dirigente Marino Murillo –que no la sobrevivió- explicó que se sabía que iba a haber inflación, lo que nunca se imaginó que al cabo de seis meses, un dólar valdría 70 pesos cubanos, con una tendencia indetenible al alza.
Pero además, habría que añadir que apenas se producen bienes materiales, por lo que no se puede salir de la crisis en que se encuentra la economía. Hay momentos en que parece como si el país se hubiera paralizado. ¡Claro!, ´para la sociedad, porque los dirigentes no tienen alguno de los problemas que presentan los cubanos de a pie.
Se ha planteado por la Ministra Presidente del Banco Central, que el dólar estadounidense que se ingresa en el país, ha perdido su valor de uso. Para Karl Marx en su Teoría del Valor, la mercancía tiene valor de uso y valor de cambio; en Cuba; sin embargo, si se hace a través de una transferencia electrónica sí lo tiene, ya que admiten esta transacción. ¿Será esto una modificación de esta teoría marxista que no llegó a alcanzar la era de las comunicaciones por Internet?
También quedó claro en la explicación que hizo la viceministra del Banco Central que los dólares que están en las bóvedas, tienen como destino invertirse en mercancías, ya que se corresponden con los depósitos en tarjetas de Moneda Libremente Convertible. Y todo parece indicar que para estos billetes no hay restricciones del bloqueo.
Desde el día siguiente de hacer el anuncio, se pudo apreciar el proceso de pánico financiero, al estar los bancos llenos de personas, la mayoría con la disposición de ingresar sus dólares, ya que la Resolución dio un período de gracia hasta el 20 de junio. Pero, cuando las personas analicen que el dólar es una moneda fuerte en cualquier parte del mundo, y se le despierte la chispa del invento al cubano que ha sido en todo este tiempo muy creativo, este estrepitoso deseo de salvar la moneda ingresándola en el Banco, dejará de ser lo que ha sido en los primeros días.
Sin temor a equivocarse, se puede decir que el mercado informal no va a eliminarse con esta medida, ya que es el único que responde a las necesidades del pueblo y su funcionamiento es una realidad que le permite a las personas resolver la mayoría de sus problemas, incluyendo la gran escasez que existe de medicinas y medicamentos.
De todas formas, hay que decir que el Banco Central de Cuba tiene toda una serie de legislaciones que convierten a esta sociedad en la única que deposita dinero en el Banco y no puede extraerlo cuando quiera, y tampoco en el tipo de moneda que desee.
La dictadura está apurada desde varios puntos de vista, no solo en el financiero; pero también en el social y en el político, sectores en los que en los últimos tiempos no ha tenido mucha suerte. Piensa en su forma prepote
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