En
los campamentos de trabajo forzoso y asentamientos penales les es
prohibido a los presos tener divisa (moneda convertible).
En el horario
de trabajo se les prohíbe entrar a los albegues, hacer llamadas
telefónicas y ver la TV. Pero no a todos los presos se les niegan estos
beneficios. A los presos de confianza o de solvencia monetaria les
facilitan todo tipo de favores y hasta pueden tener celulares en su
poder para su uso personal.
En
el campamento de trabajo forzoso El Cuatro, de San Juan de los Pinos,
en la provincia de Pinar del Rio, al preso político David Piloto
Barceló, le han negado todo tipo de beneficio que son estipulados dentro
de las leyes de establecimiento penitenciario.
No le permiten visitas
de amigos, le prohíben la entrada de periódicos antigubernamentales, y
le niegan el traslado a un asentamiento en La Habana donde tenga mejores
condiciones de vida. Todo esto le es negado por suministrar
informaciones a la prensa independiente.
En este lugar extinguen sanción aproximadamente 400 presos, los cuales en su mayoría no tienen ubicación laboral.
El grupo que se queda en el recinto permanecen en el parque del
interior del lugar desde la seis de la mañana hasta las cinco de la
tarde, bajo el sol, y sin poder entrar al albergue. No pueden disfrutar
del teléfono, ni de la TV en ese horario.
El jefe del campamento penitenciario, nombrado Rogelio, dice ser el
dueño del establecimiento, que ahí se hace lo que él quiera, como
suspender los pases a los presos que no son de su confianza, y aquellos
que no tienen dinero para sobornar.
El preso nombrado Wadi González López, que se encontraba de pase, el
día que le tocó entrar, llevaba 8 pesos en moneda convertibles; los
guardias le robaron el dinero, lo encerraron en un cuarto esposado por
las manos hacia atrás, sentado en una silla, desde la una de la tarde
hasta la cinco de la tarde.
Al día siguiente lo sacaron de la brigada
donde estaba trabajando. El día 29 de marzo, a las dos de la tarde, los
jefes del campamento le dijeron que el pase próximo lo tenía suspendido y
que recogiera sus cosas que iba ser trasladado para otro lugar. Luego
se lo llevaron en un carro.
Su esposa, Arianna Rivero dijo por vía telefónica esta reportera el
31 de marzo en la mañana, que no ha tenido comunicación con él, ni sabe
donde se encuentra.
El preso Walfrido Echavarria Caraballo de 42 años de edad, lleva más
de 38 días en huelga de hambre, ingresado en la sala de penados del
Hospital Nacional de Reclusos (HNR) de la prisión del Combinado del
Este.
El pasado lunes 24 de marzo fue severamente golpeado por varios
guardias para obligarlo a suspender la huelga.
Walfrido Echavarria se encontraba en el campamento Burbuja de Amor,
situado al oeste de la capital, trabajando en una obra de albañilería.
El día 13 de enero del presente año, el guardia Gustavo le prohibió
realizar una llamada telefónica en el horario de las seis de la tarde.
Tuvo una discusión con el guardia y este lo acusó por el supuesto delito
de atentado.
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