'En nuestra familia nadie sale solo a ninguna parte', asegura una habanera.
El aumento de la violencia en Cuba está estrechamente relacionado con la severa crisis que atraviesa el país y se acentúa a medida que se acerca el fin de año, coincidieron cubanos consultados en barriadas de La Habana.
Más allá de la incertidumbre de no saber siquiera si será posible conseguir alimentos para "salvar el día", o de la ausencia de derechos y libertades que corroe los cimientos de la sociedad civil cubana, la escalada de violencia en todas sus manifestaciones constituye la principal causa del "miedo puro y duro" entre una población que tiene que "dilapidar el tiempo entre colas y racionamientos"."Inseguridad. Lo que se vive actualmente en Cuba es una inseguridad y una paranoia que te pasan factura. En mi caso particular, ni siquiera me percato de que estoy gritando o enojada sin motivo aparente. Quienes pagan por ello son mis tres hijos", dice Marta Elena Fiallo, licenciada en Ciencias Sociales.
"Tengo a mis hijos casi en confinamiento, porque no me siento segura de que jueguen o hagan su vida social fuera de la casa. Si antes el miedo o la preocupación era por las noches, ahora es a cualquier hora y en cualquier lugar. En nuestra familia, de común acuerdo, nadie sale solo a ninguna parte. Cuba se ha transformado en un país peligroso, atrapado entre la violencia social y la violencia del Gobierno. Que luego de 60 años tengamos esta involución es francamente aterrador", añade Fiallo quien el pasado domingo presenció cómo un joven, en la cola de la panadería ubicada en Carlos III y Castillejo, "le propinó un puñetazo a un anciano que aparentemente intentó colarse".
En opinión de los cubanos consultados, diciembre suele ser el mes "más caliente" del año y cualquier precaución es poca. Sin embargo, para Esteban Terry, "el mito de diciembre se desmoronó" durante los últimos años, luego de que las medidas económicas del régimen fracasaran.
"La violencia se ha convertido en el pan nuestro de cada día, nunca mejor dicho, tanto dentro que fuera de nuestros hogares. Aumentaron los asesinatos de mujeres, de niños y de adolescentes. Aumentaron las broncas en las colas para comprar comida, pues los productos que llegan a las tiendas obreras, las de moneda nacional, siempre son pocos y racionados", comenta Terry, jubilado y vecino de Casa Blanca, uno de los consejos populares del municipio Regla.
"Cada incremento de la violencia tiene relación directa con las crisis económicas, que implican escasez, racionamiento, colas permanentes y ánimos caldeados. Recuerdo, como si hubiese sido ayer el caso de Marcos, que ocurrió en 1992. Este joven mató a un señor tras una discusión en la cola para comprar hamburguesas, justo en la intercepción de Calzada del Cerro y San Carlos. Eran dos hamburguesas por persona, y mediante la presentación de unas boletas que se sorteaban en cada CDR o centro de trabajo. Todo el evento ocurrió delante del hijo de la víctima, que no tendría más de 12 añitos. Se volvió loco, y a Marcos lo mataron como diez años después de aquello".
En los últimos cinco años el pandillerismo juvenil habría aumentado de manera alarmante. Las denuncias, a través de las redes sociales y medios de prensa independientes, exponen la ocurrencia de sucesos que van desde el abandono de recién nacidos y las desapariciones con desenlaces fatales, hasta robos con violencia a plena luz del día, matricidio y feminicidio.
La ascendencia de esta espiral de violencia ha obligado al régimen cubano, a través de los medios de información y prensa controlados por el Partido Comunista, a exponer hechos puntuales como la reciente agresión contra un residente de la ciudad de Pinar del Río, golpeado violentamente por al menos tres jóvenes que lo despojaron de sus pertenencias, según publicaciones de la estatal Radio Guamá.
"También se deben incluir en ese listado los robos en hospitales bajo la laxitud de la Policía, que ni siquiera ha iniciado alguna investigación al respecto. La misma laxitud está en la acción policial y de Fiscalía ante la oleada de feminicidios en el país", señala Sara Montes de Oca, licenciada en Relaciones Públicas y vecina del consejo popular Tallapiedra, La Habana Vieja.
"Decenas de madres han denunciado la ocurrencia de estos hechos en el hospital pediátrico de Centro Habana, donde estuvo ingresado un familiar nuestro. Esa inacción policiaca nos hace pensar que los ladrones, disfrazados de enfermeros, cuentan con impunidad o respaldo policial".
"Hoy, la violencia es a plena luz del día y en zonas céntricas como Belascoain, en las cercanías de Cuatro Caminos. Tres hombres, a plenas 2:00 de la tarde, golpearon salvajemente a un viejito para robarle los cuatro paquetes de salchichas que minutos antes había comprado luego de una cola de casi cuatro horas. Todo esto ocurre en La Habana y solo estamos a principios de diciembre", advierte Montes de Oca.
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