Por Roberto de Jesús Guerra Pérez
LA HABANA, (HPRESS)
– El prisionero político Eider Frómeta Allen, de 23 años de edad, se
declaró en huelga de hambre el lunes pasado y fue trasladado a una celda
de castigo en el Combinado de Guantánamo, informó su hermano Enyor
Díaz.
“Nos acaban de informar que Eider se declaró en huelga de hambre el
lunes, debido a que las autoridades persisten en que se ponga la ropa de
reo común”, dijo Díaz la noche del martes en una conversación
telefónica.
Frómeta Allen está considerado el prisionero político más joven de Cuba, aunque Gerardo Terrero Sarrión, de 18 años de edad y estudiante de Ingeniería, pudiera desplazarlo pronto de esa triste categoría.
El propio Frómeta Allen había informado el lunes que el jefe de
Cárceles y Prisiones de la provincia, el oficial Yoelvi Cajigal, junto a
varios guardias, lo golpearon el domingo mientras estaba esposado para
que se pusiera la ropa de preso.
“Me cayeron a golpes los guardias por la ropa de civil. Me obligaron
a ponerme ropa de preso y me ‘ripié’ (desgarré) la ropa de preso. Eso
fue más o menos a las 10 de la mañana. Ahora estoy en otro piso, y sigo
vestido de civil con un short que me prestaron”, dijo Frómeta Allen.
“Las manos las tengo adoloridas porque me apretaron las esposas, me
dieron por las piernas y el abdomen, la boca me la taparon, fueron como
cinco o seis guardias los que me dieron, y el jefe de Cárceles y
Prisiones de aquí Yoelvi Cajigal”, agregó.
Griselia Allen Esterlín, madre del prisionero político, dijo que no
pudo ver a su hijo porque las autoridades carcelarias se lo
impidieron.”El martes fui a la prisión y solicité que me dejaran verlo
para ver en las condiciones en que se encuentra actualmente y no me lo
permitieron”, declaró.
El pasado 2 de julio el joven fue también golpeado para obligarlo a
ponerse la ropa, pero al resistirse fue internado en una celda de
castigo.
Eider Frómeta Allen fue arrestado en la madrugada del 10 de marzo de
este año cuando salió de la casa de un amigo que permanecía sitiada por
un despliegue policial en la ciudad de Guantánamo. Al día siguiente lo
acusaron por el delito de “desobediencia” y cinco días más tarde fue
llevado a juicio.
La condena impuesta por un tribunal de la provincia fue de un año de
privación de libertad. Ese mismo día lo trasladaron a la cárcel
Combinado de Guantánamo, donde ha mantenido una postura de preso
“plantado” porque se niega a usar el uniforme de los presos comunes,
según los testimonios de sus compañeros y familiares.
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