Por Mabel González Alfonso.
LA
HABANA. (MDH)- Yo Mabel González Alfonso ciudadana cubana y
Vicepresidente del Movimiento de DH 10 de diciembre me dirijo a la
opinión pública internacional para pedir ayuda inmediata a través de
alguna organización no gubernamental que defienda los derechos del
hombre dentro de las mazmorras castro comunista en cualquier lugar del
Mundo en que se encuentren.
Ya pasa
de abuso de poder, y aberración psicológica lo que está sucediendo con
mi esposo el prisionero de conciencia Raúl Rodríguez Soto Presidente del
mencionado movimiento que ambos dirigimos desde los penales cubanos.
Por
más de cinco años vengo solicitando ayuda al Mundo civilizado, y a
todas las organizaciones en el exilio o cualquier lugar de Europa
derechista para que se pronuncie ante el gobierno de La Habana, para
salvar de la muerte a mi esposo, pero todo continua en eminente
silencio, incluyendo la iglesia católica donde existe un expediente
acumulativo de todos sus problemas de salud y que se encuentra archivado
en la oficina del señor Orlando Márquez con copias al Cardenal Ortega.
Mi
esposo Rodríguez Soto se muere en las cárceles cubanas sin que nadie se
pronuncie por él, en estos momentos en la de máxima seguridad Combinado
del Este, donde los niveles de azúcar en sangre son sumamente elevados y
sin atención medica, además de encontrarse impedido físico en una silla
de ruedas, con múltiples enfermedades degenerativas provocadas por su
diabetes tipo I y agudizadas en cautiverio.
Me
he dirigido a los oficiales a cargo de la Sección 21 de la seguridad
del Estado y estos me afirman que de ser por ellos ya estuviera en
libertad condicional.
Me entrevisto
con el jefe del penal combinado del este y me afirma que todos sus
documentos de solicitud de extrapenal se encuentran en el tribunal en
espera de que sean firmados.
Me dirijo a las oficinas de cárceles y prisiones de 15 y k, y me afirman que desconocen el caso.
Hablo
con los médicos de atención del hospital del penal, y estos me aseguran
que mi esposo tiene suficientes padecimientos para que se le hubiese
otorgado una licencia extrapenal por enfermedad desde hace mucho tiempo,
porque así consta en su expediente facultativo.
Voy
a la sala de lo penal del Tribunal de La Habana y se me afirma que allí
se encuentra el expediente de solicitud de extrapenal aun sin
autorizar, pero que ellos no pueden hacer nada al respecto.
Y
mientras toda esta manipulación se convierte en un horrendo abuso,
atropello y chantaje Raúl se deteriora aun más y sus enfermedades se
agudizan, provocándole serias complicaciones, así como su estado de
ansiedad y estrés aumentan y afectan directamente su personalidad y sus
trastornos psicológicos.
Una vez más
apelo a aquellas organizaciones que realmente les interese la vida de
los prisioneros cubanos, y afirmó que de sucederle algo a mi esposo
culpo una vez más al gobierno de Raúl Castro y a sus subordinados.
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