Desde la prisión de Quivicán, en Mayabeque, el recluso Norberto Muñoz Palomino informó acerca de los maltratos y torturas a que son sometidos los reos en las celdas de castigo.
Según la fuente, el capitán William Gainza Lores ordena a los funcionarios de orden interior de las celdas de castigo que les quiten todas las pertenencias, incluidos el colchón y las sabanas, a los reclusos desde las 6 de la mañana hasta las 8 de la noche.
Asegura que los funcionario de orden interior conocidos como el Vice y Paneque les propinan severas golpizas a los reos, utilizando las esposas como manoplas.
Las aguas albañales se filtran dentro de los cubículos de los destacamentos, principalmente en el destacamento 12.
Refiere Muñoz que la asistencia médica es pésima. A los reos los dejan morir cuando realizan huelgas de hambre.
Para intimidar a los presos, los guardias andan dentro del penal con perros entrenados para matar.
A muchos reclusos los han amenazado con tirarlos por las escaleras “si informan a los contrarrevolucionarios” acerca de los abusos que se cometen en el penal.
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