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jueves, 18 de julio de 2019

¿Adiós a las chequeras?


La sustitución de las chequeras por tarjetas magnéticas es inminente. Sin embargo, a pesar de sus ventajas, el método electrónico supone un reto para las personas de la tercera edad

Por  Gladys Linares
 
LA HABANA, Cuba.- Aunque en los últimos tiempos algunos jubilados cobran por tarjeta magnética, la gran mayoría lo hace con chequera. Y es que para una generación para la cual todo lo que representaba desarrollo nos estaba vetado, se hace difícil aceptar estos nuevos cambios. A esto se suma el temor de no poder asimilar la modernidad.
En ese sentido, Jorge está asustado porque escuchó en la bodega que pronto les quitarán la chequera a los jubilados, por lo que en el futuro tendrá que cobrar por tarjeta magnética. Sin embargo, de momento lo que más le preocupa es que se le terminó el talonario, por lo que tiene que sacar el nuevo para poder cobrar este mes, pero las veces que ha ido a la oficina de atención a los jubilados del Instituto Nacional de Seguridad Social (INASS) en Lawton, está cerrada.
Lo que él no sabía es que desde hace varios meses el gobierno ha ido cerrando esas oficinas, que estaban distribuidas por los barrios de los municipios y le facilitaban a los ancianos y discapacitados hacer cualquiera de estas gestiones sin tener que trasladarse al INASS municipal. Además, sus trabajadoras les daban una atención diferenciada a los jubilados. “Siempre la muchacha de la seguridad social me traía la chequera”, recuerda Lola, a quien se le hace difícil transportarse debido a problemas de locomoción causados por un accidente cerebro-vascular. Ahora debe buscar quien la acompañe para recoger la nueva. Pero ni ella ni Jorge son los únicos pensionados que desconocían el cierre de estos lugares, y es que no se ha informado a la población. Ambos insisten en que, si hubieran puesto un cartel orientando dónde recoger la chequera, “les hubieran ahorrado molestias a muchos viejos”.
Una empleada que trabajó en una de estas oficinas me explicó que precisamente las cerraron porque van a sustituir las chequeras por tarjetas magnéticas, algo que, por ahora –al menos en La Habana–, aún es un proyecto. Lo cierto es que se pone de manifiesto la falta de sensibilidad y humanidad de los dirigentes del sector con esta medida que perjudica a cientos de impedidos y ancianos jubilados con limitaciones físicas, que no sólo deben enfrentarse a las dificultades del transporte, sino también a las largas colas en las oficinas del INASS municipal.
Es indiscutible que el cierre de estas oficinas se ha convertido en un gran problema para estas personas, como también lo es la imposición de la tarjeta magnética, también porque se requiere asegurar determinadas condiciones antes de generalizar su uso, como por ejemplo la ubicación de suficientes cajeros automáticos. “Dicen que nos van a cambiar la chequera por tarjetas magnéticas. Será para complicarnos más la existencia, porque los únicos cajeros que hay por aquí son los del banco, y el día del cobro de los jubilados se forma tremenda cola. A la hora de los mameyes, vamos a ver qué pasa”. Jorge se refiere a cuando todos tengan tarjeta magnética y un solo lugar donde cobrar, pues ahora, con la chequera, unos cobran en el banco, otros en el correo, y otros en la CADECA.
Es cierto que el método electrónico posee ciertas ventajas: evita la pérdida del dinero en caso de robo o extravío de la billetera, así como (en teoría) las colas, posibilita el pago de facturas mediante el servicio de Telebanca, etcétera. Sin embargo, esta imposición supone un reto para los ancianos, por diferentes motivos. A algunos les falla la vista para distinguir la letra de los cajeros, que en ocasiones también están desprotegidos del sol, lo que impide leer las instrucciones. Otros olvidan la clave, por lo que no tienen más remedio que llevarla en un papel. No son pocos los que se ven obligados a pedir ayuda a otras personas de la cola, algo que a la larga pudiera ponerlos en riesgo, pues para ello tienen que revelar la clave.
No obstante, el programa para la informatización de la sociedad es un hecho, y, pese al temor de muchos, parece ser que las chequeras quedarán atrás.

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