Por Gladys Linares
LA HABANA, Cuba.- Aunque en los últimos tiempos algunos jubilados
cobran por tarjeta magnética, la gran mayoría lo hace con chequera. Y es
que para una generación para la cual todo lo que representaba
desarrollo nos estaba vetado, se hace difícil aceptar estos nuevos
cambios. A esto se suma el temor de no poder asimilar la modernidad.
En ese sentido, Jorge está asustado porque escuchó en la bodega que
pronto les quitarán la chequera a los jubilados, por lo que en el futuro
tendrá que cobrar por tarjeta magnética. Sin embargo, de momento lo que
más le preocupa es que se le terminó el talonario, por lo que tiene que
sacar el nuevo para poder cobrar este mes, pero las veces que ha ido a
la oficina de atención a los jubilados del Instituto Nacional de
Seguridad Social (INASS) en Lawton, está cerrada.
Lo que él no sabía es que desde hace varios meses el gobierno ha ido
cerrando esas oficinas, que estaban distribuidas por los barrios de los
municipios y le facilitaban a los ancianos y discapacitados hacer
cualquiera de estas gestiones sin tener que trasladarse al INASS
municipal. Además, sus trabajadoras les daban una atención diferenciada a
los jubilados. “Siempre la muchacha de la seguridad social me traía la
chequera”, recuerda Lola, a quien se le hace difícil transportarse
debido a problemas de locomoción causados por un accidente
cerebro-vascular. Ahora debe buscar quien la acompañe para recoger la
nueva. Pero ni ella ni Jorge son los únicos pensionados que desconocían
el cierre de estos lugares, y es que no se ha informado a la población.
Ambos insisten en que, si hubieran puesto un cartel orientando dónde
recoger la chequera, “les hubieran ahorrado molestias a muchos viejos”.
Una empleada que trabajó en una de estas oficinas me explicó que
precisamente las cerraron porque van a sustituir las chequeras por
tarjetas magnéticas, algo que, por ahora –al menos en La Habana–, aún es
un proyecto. Lo cierto es que se pone de manifiesto la falta de
sensibilidad y humanidad de los dirigentes del sector con esta medida
que perjudica a cientos de impedidos y ancianos jubilados con
limitaciones físicas, que no sólo deben enfrentarse a las dificultades
del transporte, sino también a las largas colas en las oficinas del
INASS municipal.
Es indiscutible que el cierre de estas oficinas se ha convertido en
un gran problema para estas personas, como también lo es la imposición
de la tarjeta magnética, también porque se requiere asegurar
determinadas condiciones antes de generalizar su uso, como por ejemplo
la ubicación de suficientes cajeros automáticos. “Dicen que nos van a
cambiar la chequera por tarjetas magnéticas. Será para complicarnos más
la existencia, porque los únicos cajeros que hay por aquí son los del
banco, y el día del cobro de los jubilados se forma tremenda cola. A la
hora de los mameyes, vamos a ver qué pasa”. Jorge se refiere a cuando
todos tengan tarjeta magnética y un solo lugar donde cobrar, pues ahora,
con la chequera, unos cobran en el banco, otros en el correo, y otros
en la CADECA.
Es cierto que el método electrónico posee ciertas ventajas: evita la
pérdida del dinero en caso de robo o extravío de la billetera, así como
(en teoría) las colas, posibilita el pago de facturas mediante el
servicio de Telebanca, etcétera. Sin embargo, esta imposición supone un
reto para los ancianos, por diferentes motivos. A algunos les falla la
vista para distinguir la letra de los cajeros, que en ocasiones también
están desprotegidos del sol, lo que impide leer las instrucciones. Otros
olvidan la clave, por lo que no tienen más remedio que llevarla en un
papel. No son pocos los que se ven obligados a pedir ayuda a otras
personas de la cola, algo que a la larga pudiera ponerlos en riesgo,
pues para ello tienen que revelar la clave.
No obstante, el programa para la informatización de la sociedad es un
hecho, y, pese al temor de muchos, parece ser que las chequeras
quedarán atrás.
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