“El miedo nos hace perder más que lo que perderíamos si enfrentáramos
a quien nos está metiendo miedo constantemente para mantenernos en esta
situación de sumisión y en esta situación de inmovilismo”, dijo el 18
de junio de 2012 el líder de la oposición pacífica cubana Oswaldo Payá
Sardiñas en la que sería su última entrevista con Radio Martí.
Es muy legítimo luchar por tu vida, por tu familia, por tu sustento,
por tu progreso, declaró entonces el presidente del Movimiento Cristiano
Liberación a Omar López Montenegro, copresentador del programa Cuba al
Día con Tomás Cardoso.
“Pero también darte cuenta de que eso no se realiza si no luchamos por los derechos de todos”, subrayó Payá Sardiñas.
En Cuba no hay justicia social porque los cubanos no tienen derechos
políticos, aseguró. Y decir que los cambios económicos traen los
derechos políticos es falso, “ese es el cuento chino”.
A modo de homenaje, y para subrayar el valor de su testamento
político y de su legado, transcribimos aquí las palabras de Payá
Sardinas en el diálogo con López Montenegro.
PARA QUE LOS CUBANOS PARTICIPEN,
ELIJAN Y DECIDAN
El Movimiento Cristiano Liberación vive con el pueblo de Cuba, y vive
sus esperanzas y vive sus sufrimientos, y también vive una persecución
que quizás no la vivan todos los cubanos de la misma manera, por esta
opción por la libertad, por los derechos de los ciudadanos.
Entonces, cuando hablamos del Movimiento, todos los que nos escuchan
deben saber que estamos hablando de personas que tienen un rostro, un
alma, un corazón, una familia; que sufren por esta opción. Y al mismo
tiempo nuestro Movimiento es parte, una humilde parte, pero también
entrañable, del gran –digo gran no por petulancia-- [de] el gran
movimiento cívico, el gran movimiento democrático cubano.
Es muy grande espiritualmente, y creo que es quien lleva la bandera,
la vanguardia de la reivindicación y de la voz de los cambios que
quieren todos los cubanos, aunque no lo digan. Y esto creo que es justo
señalarlo.
Nuestro Movimiento, en este tiempo, está impulsando junto con
otros cubanos, con muchos cubanos motivados, organizados o no en la
disidencia dentro y fuera de Cuba, esta estrategia –estrategia no es una
mala palabra, está dicho con toda transparencia--, esta visión, esta
hoja de ruta llamada El Camino del Pueblo.
Es lo fundamental, porque El Camino del Pueblo señala que en estos
momentos en Cuba deben producirse los cambios políticos. Pero no me voy a
adelantar en un discurso ni a decirlo todo tras una pregunta. Solo
decir cambios políticos: significa derechos para que los ciudadanos
participen, elijan y decidan. ¿Por qué no?
LA DOCTRINA DE LA SUMISION
Yo pienso que a nadie como al pueblo de Cuba se le han relativizado
tanto sus derechos. (…) A los cubanos siempre les quieren hacer el
cuento chino. Y yo les pongo este ejemplo: durante la otra dictadura, la
de Batista, se podían comprar y vender autos, había propiedad privada,
había quien tenía puestos de fritas, había restaurantes –lo que hoy
serían los paladares de lujo que están en las residencias de lujo--,
¿bien?
Y, sin embargo, el pueblo de Cuba quería cambios políticos, quería
derechos, porque había una dictadura que no respetaba los derechos de
los ciudadanos, y al no respetar los derechos de los ciudadanos se
producían muchas injusticias en el plano social. Pero además, le negaba
eso --que no tenemos por qué explicar-- que se llama libertad, que
también los cubanos la queremos.
Entonces surgen estas nuevas doctrinas, esta doctrina de la sumisión,
de decir: “Bueno, los cubanos quizás lo que quieran es cambios
económicos”. Eso es un insulto, eso es un ultraje a nuestra dignidad. Es
como decir que los cubanos no queremos los derechos civiles, políticos;
no queremos la libertad.
Eso me lo dijo un hombre, un norteamericano de izquierda que no voy a
mencionar, hace mucho tiempo. Y yo le dije: “¿Usted me está hablando en
un plano racista? ¿Usted está diciendo que para nosotros los cubanitos
con tener la educación y la salud gratis está bueno? ¿Que los derechos
políticos y civiles son para personas de otras latitudes y personas de
otra raza?”
Yo estoy diciendo esto porque estoy pensando, estamos meditando y
hablando en alta voz junto con ustedes. Hay algo que quiero señalar. No
hay justicia social, es decir: los pobres son más pobres, los
trabajadores han quedado postergados en este país, y han vivido con
tanta carencia y estamos viviendo ahora con carencia y sin perspectiva,
precisamente porque no hay derechos políticos.
Eso es un engaño: decir que los cambios económicos traen los derechos
políticos es falso, ese es el cuento chino. Y por eso vamos a seguir
hablando, vamos a profundizar en esto, Omar, y vamos a comprometernos
--y esto va con todos los ciudadanos, no solo con la oposición-- en
reclamar el espacio del pueblo, en reclamar esa democracia, tal como lo
hicimos con el Proyecto Varela, pacíficamente, cívicamente, ahora hay
que hacerlo y hay que decir: queremos la libertad de viajar, queremos la
libertad de expresión, no permiso para hablar; queremos el derecho a
fundar partidos y sindicatos; queremos elecciones libres.
Esto es para ahora. Y sí estamos preparados para eso. Como no vamos a estar preparados para ser libres.
LA SIMULACION NOS HA HECHO PERDER MAS
La cultura del miedo es [un] obstáculo, pero los obstáculos se
vencen. Quizás un obstáculo que llevamos metido dentro, todos sentimos y
hemos sentido miedo, pero precisamente tenemos que decir, los que somos
menos jóvenes, […], los medios tiempos, y ya más que eso-- tenemos que
decir, y esto lo digo con mucha seriedad y mucho respeto, porque soy
parte de este pueblo y no una persona especial: el miedo que puede
sentir cada cubano y que ha sentido cada uno que está escuchando, yo lo
he sentido también, pero el miedo es superable.
Y tenemos que decir: la simulación, los mecanismos de defensa, nos
han hecho perder más en la vida que lo que temíamos perder. Es decir, a
veces el miedo nos hace perder más que lo que perderíamos si
enfrentáramos a quien nos está metiendo miedo constantemente para
mantenernos en esta situación de sumisión y en esta situación de
inmovilismo.
Yo creo que eso se va superando, que cada vez hay más voces, que cada
cual vive su proceso de liberación, pero el proceso de liberación,
hermano, pasa por el de la solidaridad. Nadie se libera solo en una
sociedad: hay que pensar en el prójimo.
Es muy legítimo luchar por tu vida, por tu familia, por tu sustento,
por tu progreso, pero también darte cuenta que eso no se realiza si no
luchamos también por los derechos de todos. Y eso, con mucha serenidad,
ese es nuestro llamado, y ese es El Camino del Pueblo. Y ese sí es un
proyecto, y que no venga nadie con pedantería a decir que se las sabe
todas.
Porque sí hay una sabiduría popular, sí hay una sabiduría en la
oposición, una sabiduría que se ha construido a partir de su entrega por
el pueblo, de su lucha, de su heroísmo. No estoy hablando de mí, estoy
hablando de tantas hermanas y hermanos nuestros que en Cuba durante
estas décadas hemos estado luchando por los derechos de los cubanos.
Por lo tanto, sí hay esperanza, sí se pueden vencer los obstáculos, sí hay un proyecto, y ese proyecto se llama libertad.
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