LA HABANA,)
– El preso político Noel López González, vicepresidente del Movimiento
Opositor Democrático 8 de Agosto, fue trasladado de una prisión en Pinar
del Río a una cárcel de alta seguridad en la provincia de Camagüey, por
ser uno de los organizadores y participantes en una huelga de hambre
masiva iniciada el pasado 23 de febrero.
El prisionero pasó primero por la prisión de Canaleta, también en la
provincia de Camagüey, pero el 27 de abril terminó en una celda tapiada
de la cárcel de máximo rigor Kilo 8, porque se le acusó de planear una
fuga, algo que López González asegura no fue más que una broma que
escribió en un pedazo de papel.
“Por este motivo fui confinado a un calabozo especial para fugados,
de 3 metros de largo por 1.36 metros de ancho, con una fría cama de
cemento. La ventilación es escasa, pues la celda está tapiada por
delante y por detrás. Es imposible bañarse, porque ni la ropa interior
ni las toallas se secan, debido a la gran humedad que hay en la celda.
Las paredes están cubiertas de moho negro, y la iluminación es muy
poca”, indicó López González.
El preso político alega que tiene que hacer sus necesidades en un
papel, para después quitar el frasco de cristal que tapa un hueco en el
piso y empujar rápidamente los excrementos en él, “porque las cucarachas
voladoras salen desesperadas y casi chocan con mi cara”.
“En las noches, (a las cucarachas) se les suman ranas y mosquitos,
que convierten la celda en un infierno, sin contar que durante todo el
tiempo cae una gotera justo encima de la cama. Me he visto obligado a
dormir durante el día, para esquivar los insectos en las noches”, dijo
el preso en una denuncia que transmitió en uno de los pocos momentos en
que se le ha permitido usar el teléfono.
“Tengo innumerables picadas de mosquitos, la mayoría infectadas.
Además, me siento decaído como resultado de las dos huelgas de hambre en
que participé recientemente, una de 31 días y otra de 12, que culminó
el 26 de abril”, con el objetivo de denunciar los abusos y atropellos
cometidos con los reclusos en las prisiones cubanas, aseguró.
“La comida es poca y mala, y la atención médica es pésima. Al momento
de ofrecer el presente testimonio, todavía no me ha visto un médico. A
esto se le suma que me encuentro fuera de mi provincia, muy lejos de mi
familia, lo cual dificulta mucho más mi recuperación”, concluyó el preso
político.
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