Por Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA,
La prensa oficial asegura que el sistema penitenciario cubano contempla un programa de instrucción para los reclusos. Y suelen verse por la televisión imágenes de reclusos correctamente vestidos y sentados en un aula con un mobiliario excelente, recibiendo clases de un profesor. Sin embargo, esa propaganda es desmentida por múltiples fuentes.
Una de esas fuentes es el recluso José Antonio Pichardo, que funge como monitor en el establecimiento penitenciario Combinado del Este, en La Habana, y nos aclara vía telefónica que la instrucción es solo en apariencia, porque “en la vida real todo es un engaño”.
Pichardo, de 53 años de edad, explica que “Desde hace meses, no les dan libretas, ni lápices. Las asignaturas (matemáticas, español, literatura, etc.) no pueden ser impartidas por falta de monitores capacitados. El aula asignada es el comedor del edificio 1, y el pizarrón nunca ha sido colocado en la pared”.
Otra de las impugnaciones nos llega por intermedio de Iván Álvarez Mosqueda, recluso de la prisión kilo 9, de la provincia de Camagüey, quien revela que los re-educadores (carceleros al mando de un grupo de presos) intimidan a los presos que se niegan a inscribirse en los “cursos de superación”. “La intimidación consiste en suspender uno de los beneficios más preciado para cualquiera de nosotros: rebajarnos dos meses de la condena por cada año transcurrido aquí”.
Relata Iván que la biblioteca de Kilo 9 está de adorno, pues se mantiene cerrada la mayor parte del tiempo, y el servicio de lectura casi siempre lo activan cuando directores del Mando Superior hacen inspección.
Ambas fuentes corroboran que en los anaqueles no hay un solo libro que critique la política oficial. Confirmándose el adoctrinamiento ideológico a que está sometida la población penal en las más de 200 prisiones que existen en el país.
Iván aprovecha la ocasión para enunciar que los mosquiteros que desde hace meses debían haber sido repartidos, aun permanecen en el almacén del penal, aguardando para ser exhibidos solo al Mando Superior, o para cuando aparezca nuevamente un brote de dengue.
También nos informa que en el destacamento 9, con capacidad para 60 reos, algunos penados no tienen cama donde dormir, que desde hace varias semanas solo llevan a consultas médicas, de los hospitales civiles, a los enfermos que se suponen de mayor urgencia, negándoles la asistencia hospitalaria a un números importante de recluso que refieren problemas de salud, y que en la sala para visitas los asientos escasean, al punto de que una cantidad considerable de presos y familiares visitantes, que vienen a compartir minutos de encuentro, deben acomodarse en el piso. Según Iván Álvarez, todos esos problemas son conocidos por el jefe de Kilo 9, Teniente Coronel Jesús Rodríguez Miranda.
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