Llamado de un condenado a cadena perpetua en Cuba
Por Yanier Osoria Hernández.
Santiago de Cuba,
Hago un llamamiento ante la ONU, la Comisión de Derechos Humanos, la Unesco, las iglesias de todo el mundo y demás organizaciones e instituciones que luchan por un mundo mejor, donde los derechos humanos no sean pisoteado o negociado.
Quisiera que el mundo piense ¿cómo se puede reeducar a un recluso que un día cometió un delito si no le dan la oportunidad de corregir sus errores?
Esto pasa en Cuba con los sancionados a cadena perpetua que no se les da el derecho al estudio y donde mucho apenas saben escribir o leer ¿cómo puede ese recluso reintegrarse un día a la sociedad si se pasa las 24 horas del día escuchando palabras obscenas, historias de atracos y fechorías?
Más bien cada minuto se hunde en el lodo de la ignorancia, ignorancia que los hace un punto débil para continuar delinquiendo.
El gobierno cubano no se preocupa en el más mínimo por ayudar a estos hombres que un día cometieron un delito, pero que hoy se arrepienten ante Dios y ante el hombre. Muchos de ellos cayeron en prisión siendo casi unos niños, eran jóvenes iletrados y sin ninguna esperanza de un mundo mejor.
Algunos entraron a la prisión con 21 o 22 años de edad, ahí se le tronchó el camino con la sanción de cadena perpetua.
Nosotros en sí no culpamos a nadie, ni tratamos de evadir la sanción, solo exigimos que seamos tratados como verdaderas persona, donde tengamos el derecho al estudio y al trabajo para poder mantenernos en la propia prisión y así serle una carga menor a la familia.
Deseamos gozar de todos los derechos que un ser humano tiene cuando se hable de asistencia médica.
Quizás muchos de los que lean o escuchen estas palabras crean que es mentira, pero de todas los cadenas perpetuas del país el 1 % de ellos han tocado alguna vez una computadora, el resto jamás la ha visto y mucho menos tiene la esperanza de que su sueño se haga realidad, y esto es en pleno siglo XXI.
Estaremos muy agradecido que aboguen por nosotros y ayuden a corregir nuestras faltas, confiamos en su benevolencia y que la paz de Dios nos abra nuevos caminos, Dios los bendiga.
Yanier Osoria Hernández desde la cárcel Boniato en Santiago de Cuba.
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