Por Roberto Canga Lama
PINAR  DEL RIO. (MDH8A)-  En los últimos discursos, el presidente Raúl Castro  ha hecho alusión a los llamados “cuellos blancos” de Cuba, y nos  preguntamos: ¿Han sido juzgados todos los corruptos? ¿Lo fue el director  del Instituto de Aeronáutica Civil, el general Rogelio Acevedo? ¿Lo  fueron Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Jorge Luis Sierra o Yadira  García?
El  propio Raúl Castro expresó que algunos de ellos tuvieron que ver con  negocios ilícitos, y otros son responsables de pérdidas millonarias, y  citó el artículo 41 de la Constitución de la República, el cual expresa  que “todos los ciudadanos gozan de iguales derechos y están sujetos a  iguales deberes”. Sin embargo, esto parece no aplicarse en el caso de  quienes están cerca de los llamados líderes históricos de la revolución.
En  cambio, a algunos ciudadanos, por delitos que no implican pérdidas  superiores a los mil pesos, se les ha sancionado a condenas de más de  quince o hasta treinta años de privación de libertad.
En  otro de sus discursos, Raúl habló de desterrar la mentira de Cuba. Sin  embargo, hace más de un año y cuatro meses se les prometió a los  sancionados en la causa 18 del 2003 y a sus familiares la salida  definitiva del país, y solo lo han conseguido tres de ellos. El resto  permanece en prisión.
El  23 de diciembre fueron indultados poco más de 2 900 presos, lo cual  constituye un insulto a la familia cubana. También fueron deportados  ciudadanos extranjeros, que solo habían extinguido una pequeña parte de  su condena.
De  esta manera el gobierno cubano viola el artículo 42 de la Constitución,  que plantea que “La discriminación por motivos de raza, color de la  piel, sexo, origen nacional, creencias religiosas y cualquier otro  lesivo a la dignidad humana, está proscrita y es sancionada por la ley.”
Algunos,  sancionados a diez y doce años de prisión por el supuesto delito de  tráfico de personas, continúan presos tras haber extinguido más de la  mitad de su condena, a pesar de mantener una conducta excepcional.  Sabemos que toda persona que decida enfrentarse al gobierno cubano, aún  cuando tenga la razón, está expuesta a calumnias de todo tipo, como ser  llamados “asalariados del imperialismo”, mercenarios, gusanos.
Muchos  opositores fueron víctimas de estas campañas, como Ricardo Bofill,  Orlando Zapata Tamayo, Juan Wilfredo Soto García, Wilman Villar Mendoza.  Estamos conscientes de los riesgos, del peligro para nuestras vidas, de  las torturas y golpizas que nos esperan con tal de amedrentarnos. 
Sin  embargo, ante las injusticias que se cometen con nosotros, no  encontramos otra alternativa que la de usar nuestros cuerpos como  protesta.
Por  lo tanto, debido a que el gobierno cubano viola los artículos 41, 42,  59, 63, 66 y 122 de la Constitución, con lo cual no respeta ni sus  propias leyes, hemos acordado llevar a cabo una huelga de hambre el  próximo 23 de febrero para:
1º  Sumarnos al pedido de Orlando Zapata Tamayo, el cual entregó su vida  por sus ideales, porque nuestra tierra sea libre de la injusticia, la  opresión, la mentira, la indolencia, el abandono social, la falta de  democracia y otros muchos males.
2º Que se aplique el artículo 65 inciso 3 de la Constitución de la República en aquellos delitos que no sean contra personas.
3º Que ninguna pena en Cuba exceda los veinte años con derecho a un 30% de rebaja.
4º  Que todos los presos atendidos por la Seguridad del Estado que posean  motivaciones políticas sean puestos en libertad, incluyendo a los presos  políticos.
5º Que se permita la existencia del pluripartidismo en la isla.
6º Que haya elecciones libres y democráticas.
Hágasele saber a la prensa internacional y a cuantas instituciones y personas sea posible.

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